domingo, 20 de febrero de 2011

El camino de hierro vs la red ferroviaria




Estos mapas muestran las distintas intenciones que había detrás de la construcción del ferrocarril tanto en Argentina como en Estados Unidos. ¿Cuáles fueron las razones de esta diferencia? ¿Qué impulsó a cada región a construir un mapa tan diferente de rieles ferroviarios?

Estados Unidos construyó su red ferroviaria en forma de red, como una telaraña, con el deseo de llegar al interior del país desde las ciudades de la costa este, fundadas por los primeros colonos británicos.

En la Argentina, se ven “caminos de hierros” comunicando puntos estratégicos del país con la capital, donde se encuentra el puerto del país, y por donde se extraían las riquezas. Esto ocurrió en toda América Latina. El inconveniente de los ferrocarriles en esta región, hasta las primeras décadas del siglo XX, fue que se desarrollaron en función del comercio con el exterior, más que como una vía interna de comunicación. Pero, ¿por qué? ¿Cuál fue la razón por la cual en Estados Unidos se desarrollaron los ferrocarriles con otra lógica? ¿Tenía que ver con la ideología de sus colonos, los valores, sus convicciones, su pueblo?

En Argentina en 1857 se inauguró el primer ferrocarril, "La Porteña", construida por los ingleses, y tenía como propósito conectar los centros de producción ganadera y minera con el puerto donde se exportaba materia prima a Europa y Estados Unidos.

Hasta este momento, había capitales privados, ingleses y franceses, invirtiendo junto al estado argentino en la construcción de la red ferroviaria argentina.
Pero en 1887, todo cambia. El gobierno argentino comienza a vender los ferrocarriles, los cuales son adquiridos en su mayoría por capitales ingleses, que prosiguen con la construcción de nuevas líneas.

Con la intervención de intereses ingleses el tendido de las líneas, que en manos del estado había tenido como fin el progreso y desarrollo económico de las regiones más alejadas de otros medios de comunicación, adquirió fisonomía particular. 

Pero, nuevamente, ¿por qué el gobierno de esta época vende los ferrocarriles mayormente a los ingleses?

La respuesta podría girar en torno a la crisis económica que Argentina estaba atravesando en esta época. Es importante comprender que durante este período, la Confederación también intentó tener sus propios trenes, pero las dificultades económicas se lo impidieron. El Estado no contaba con colaboradores privados, por lo que solicitó la colaboración del exterior. Al no disponer de capitales contrajo préstamos públicos contratados por él para financiar los gastos. A partir de 1862, comenzó la instalación de vías a gran escala, gracias a la llegada de dichos capitales al país, como Gran Bretaña, que facilitaron la introducción y desarrollo de las industrias ferroviarias en el país. Entre 1870 y 1914 se construyó la mayor parte de la red ferroviaria argentina con capitales ingleses, franceses y del estado argentino. También el gobierno pudo haber estado influenciado por ideas liberales de la época.

Todas estas respuestas son válidas, pero ¿quién fue la persona que, debido a estas razones, decidió que la mejor manera era vender nuestros ferrocarriles?

La respuesta se resume en el Presidente de la Nación Argentina de ese momento: Miguel Ángel Juárez Celman.  En su discurso inaugural de la presidencia, dejó en claro su pensamiento liberal, que incluía la promocion de la educación, de la inmigración europea y de la empresa privada.


En su mensaje presidencial de 1887 anunciaba: “pienso vender todas las obras públicas, reproductivas, para pagar con ese oro nuestra deuda, porque estoy convencido de que el Estado es el peor de los administradores.”
Y así fue, a 3 meses de asumir, en 1886, vendió a una compañía inglesa la vía troncal del Ferrocarril Andino, en 1887 el Central Norte y poco más adelante el Ferrocarril Oeste.
De esta manera, se modeló en cierta forma la economía argentina, haciéndola casi exclusivamente proveedora de materias primas para la industria europea. Se lleva a cabo así la formación de una basta red cuyo nudo era Buenos Aires, principal puerto de exportación. Y la red ferroviaria cubrió pronto la zona agropecuaria.




Cuando Perón estatizó los trenes...



sábado, 12 de febrero de 2011

Algunos de los pueblos originarios....distintas civilizaciones


Día Internacional de los Pueblos Indígenas el 9 de agosto de cada año




...Los pueblos originarios de Argentina




Es importante recordar tanto lo malo como lo bueno, y hoy resaltaremos este hito tan importante en la historia de Argentina, esto es, la incorporación en la Constitución Nacional (Reforma de 1994) de un artículo que reconoce la preexistencia de los pueblos indígenas en el país, su derecho a la tierra, la propia identidad, educación, lengua y cultura. Este artículo es un paso hacia adelante ya que nos ayuda no solo a integrarnos y aceptarnos como una gran cultura mestiza, sino a respetar a todos los ciudadanos que la integran.


Aquí el artículo en cuestión:
“Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos. Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural; reconocer la personería jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano; ninguna de ellas será enajenable, transmisible, ni susceptible de gravámenes o embargos. Asegurar su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los afectan. Las provincias pueden ejercer concurrentemente estas atribuciones.”
Artículo 75, Inciso 17 de la Constitución Nacional.


¿Sabían? 
En el año 2004-2005, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) estimó mediante una encuesta denominada Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas 2004 – 2005 (ECPI) que hay 
600.329 personas 
que se reconocen pertenecientes y/o descendientes en primera generación de pueblos indígenas (población indígena) en la Argentina. 
Este estudio fue la primera experiencia nacional de medición de la población indígena, en el marco de un censo general de población. Esto me parece un paso muy importante en la historia de este país, ya que mediante estas estadísticas uno se puede dar cuenta de su volumen y caracterizar sus condiciones de vida, y que además se constituya en una importante fuente potencial de información para la formulación de políticas públicas. Es tener en cuenta a todos los integrantes del suelo argentino, donde los indígenas son una gran parte de esta tierra.

Si quieren ver los resultados de este estudio, entren a:


  
    Camille Claudel.  
Una verdadera artista.
                 
        esCUltora.  
tAlentosa 
      francesa. 
        apasionAda.   LibrE
angustiaDa.
      valiente....
Vivió a la sombra de Rodin toda su vida artística y amorosa. Vivió en una época equivocada, donde ser mujer y ser artista no encajaban.
Me impactó su vida...su arte y su valentía. Me impactó su trágico final y la soledad que la rodeó los últimos 30 años de su vida.
Quería hacerle honor a esta persona, quería recordarla porque fue olvidada durante gran parte de su vida. Recordarla, no como "la amante de Rodin" y olvidada como artista por su condición de mujer, sino recordarla como una persona talentosa.
Me parece importante rescatar su arte, su genialidad....su femeneidad...quiero recordar su ser artista. Y darle las gracias por su coraje.


Aquí algunas de sus obras....


viernes, 11 de febrero de 2011

Entre la Luna y Madrid...

Dos obras que recomiendo leer/ver o volver a hacerlo, en el caso que ya las conozcan, es el libro "Muerte de Sevilla en Madrid" de Bryce Echenique  y la película "Luna de Avellaneda" de Juan José Campanella. Mediante estas dos obras, intentaré analizar la región latinoamericana, su cultura, su modo de vida, su progreso y modernidad. Aquí se propone plantear caminos y preguntas que ayuden al debate y la reflexión para un mejor desarrollo de esta región. Aquí va....

"Entre la Luna y Madrid...¿Cómo repensar la región latinoamericana?"

            
            A modo de aclaración, el título de este trabajo representa, un juego de palabras entre las dos obras que serán analizadas aquí, y se realizará una comparación entre ambas fuentes. Se utilizó la palabra “Luna” del título de la película para representar el mundo ficcional, el mundo soñado, el mundo creado por nosotros mismo, y “Madrid”, sacado del título del libro de Bryce Echenique, interpretando nuestros colonizadores europeos, al “mundo real”, el mundo que fue impuesto, una realidad obligada. Entre ambos mundos, hay que encontrar un camino o varios, para repensar la región latinoamericana, valorar las raíces, la cultura, pero teniendo en cuenta a su vez aquel “mundo real” pasado, que nos dejó sus importantes secuelas, quiebres, inmigrantes, lenguaje, entre tantas otras cosas. 




1. Muerte de Sevilla en Madrid

           
            El libro de Bryce Echenique, relata el viaje que gana Sevilla, un peruano, junto con otras personas, a Madrid, España. Un buen viaje que se transformará progresivamente en un calvario para Sevilla, mediante una serie de jornadas junto con los compañeros del viaje. Dentro de este grupo se destaca un japonés con su cámara fotográfica, tirando flashazos al por mayor, un gringo siempre borracho y unos jóvenes cuyo único interés es la vida nocturna. Sumado a esto, el protagonista de la historia viaja por España con una diarrea crónica. El recorrido por Madrid está teñido por la falta de comunicación entre los viajantes y sus diferencias culturales, a su vez el vacío se cuela de diferentes maneras en cada uno de ellos, provocando un desencuentro cultural. El cuento también está atravesado por la historia personal de Sevilla, su apego con las fantasías, que lo ayudan a evadir el mundo real, y la discriminación que sufre por ser diferente.
            A partir de este relato, sale a la luz el problema que conlleva la desvalorización de lo propio, la pérdida de la identidad, ya sea de una persona o como se tratará en este trabajo, de una cultura. Los peligros que puede generar que  no haya límites claros entre ficción y realidad, y por otro lado el poder que tiene el lenguaje a la hora de definir, no solo a un individuo, como es el caso de Sevilla, sino también a una cultura, una región.

            1.1. Un breve vuelo

            Hay que aclarar desde un principio que Sevilla no es una persona con tendencias suicidas o un ser depresivo, a pesar de que al final de la historia, termina quitándose la vida. Bryce Echenique, mediante este acto, intenta revelar un problema más profundo que sufría Sevilla y es importante resaltarlo[1].
            Desde la ventana de su pieza en el hotel en Madrid, Sevilla observaba con cierta nostalgia el paisaje; esto se debía a que le hacía recordar a su tierra natal. Así, al final del viaje, en un estado que bordaba la alucinación, producto en gran parte por su grave estado de salud; termina confundiendo la fantasía con la realidad, al creer que saltando por esa ventana, se iba a aproximar a su Perú, y se reencontraría con su mejor amigo Salvador Escalante. Esta confusión de Sevilla puede observarse en la siguiente frase:
            “fue una especie de breve vuelo, un instante de timorato coraje que, sólo cuando abrió los ojos y descubrió a Salvador Escalante esperándolo sonriente, se convirtió en el instante más feliz de su vida”. 
            Ante este salto, Echenique intenta demostrar la necesidad que tiene todo ser humano de pertenecer, de liberarse de las miradas y prejuicios de otros seres humanos, pero mayormente, la búsqueda implacable para retornar a sus raíces, donde todo tiene sentido. Sevilla busca un reencuentro con su mas profundo yo, su amigo y su Perú.
            El escritor hace jugar mucho al protagonista de la obra, Sevilla, con la ficción y la realidad, parece que quisiera mostrar este “realismo mágico” de la cultura latinoamericana, donde los hombres de esta tierra se alucinan, imaginan, sueñan, muchas veces confundiendo la realidad con la fantasía, con la leyenda. Pero quizás esta confusión no sea tal, sino que la realidad en esta región latina sea diferente a la convencional, es decir que sea una realidad donde existe una convivencia entre lo real y lo imaginado. Como explica Gabriel García Márquez, la realidad de América latina “no es la del papel, sino que vive con nosotros y determina cada instante de nuestras incontables muertes cotidianas, y que sustenta un manantial de creación insaciable, pleno de desdicha y de belleza (…)”.[2]
            Como se puede apreciar, se intenta realizar un paralelismo entre un individuo, en este caso Sevilla; y una cultura, como es la latinoamericana. Al comparar estos diferentes planos, se observan semejanzas, como por ejemplo Sevilla frente al resto de sus compañeros y Latinoamérica frente al resto del mundo, son considerados cada uno a su manera, extraños, raros, intentando que entren en un molde, o excluyéndolos, por no ser “normales”.
            Márquez en su discurso de aceptación del premio Nobel explica que, “es incomprensible que insistan en medirnos con la misma vara con que se miden a sí mismos, sin recordar que los estragos de la vida no son iguales para todos, y que la identidad propia es tan ardua y sangrienta para nosotros como lo fue para ellos”. Haciendo alusión con la palabra “ellos” a Europa y con “nosotros” a Latinoamérica. Después agrega, “la interpretación de nuestra realidad con esquemas ajenos sólo contribuye a hacernos cada vez más desconocidos, cada vez menos libres, cada vez más solitarios.[3]
            Si utilizamos esta explicación, llevado a un plano mas individual, en el caso de Sevilla, el que no sea entendido, por ser diferente, le produce un gran vacío y soledad, esa soledad que el escritor Gabriel García Márquez dice que sufre América latina por no ser comprendida.
            Por otro lado, es importante no utilizar este recurso, la imaginación, para aislarnos del mundo, si no para usarlo a favor nuestro y mejorar el nivel de comprensión de nosotros mismos.
            Es usual utilizar la imaginación como mecanismo de defensa, como una manera de escapar de la realidad. Como explica Vargas Llosa “nadie contribuyó tanto como la Inquisición española a fortalecer en los iberoamericanos la costumbre de mezclar ficción y realidad –mentira y verdad-, con su pretensión de impedir que en las colonias de América se leyeran novelas”. No se está en contra de este pensamiento, por que de hecho puede ayudar tanto a culturas como a individuos a enfrentar momentos angustiantes. Pero esta fantasía no solo debería servir para defender al individuo de la adversidad, sino también para avanzar. Para lograr este progreso, las personas latinoamericanas deben abrazar y respetar este valioso recurso, pero no abusarse.
            Si se vuelve a la historia de Sevilla, se puede ver como una persona por su necesidad de “completar la vida real con la vida soñada” porque la real era muy dura, lo lleva a suicidarse. Hay que tener cuidado de que la ficción no nuble el pensamiento racional, pero por otro lado la imaginación, es una reacción normal de una persona que intenta aliviar su dolor y que “anida en el corazón de todo ser humano”, como dice Vargas Llosa.[4]
            A su vez esta historia no es una historia de ídolos, sino una búsqueda de la identidad mediante la imitación, el costo que conlleva esto y el sufrimiento que acarrea a su vez la falta de una identificación con el ser auténtico que tiene cada uno, y trasladado a un plano mas grande; lo que implica esta falencia en una cultura.
            Mario Vargas Llosa, comenta que debido a que América Latina prefirió siempre la irrealidad a la realidad, produjo que las vidas latinoamericanas quedaran rezagadas “detrás de espejismos y que, debido a ello, siguen pobres, mientras muchos países prosperan”. Pero que Latinoamérica siempre busque “ciudades y reinos de ilusión”, no es el problema real. Este rezago se produce porque América Latina ha buscado lugares y reinados ajenos, es decir comprando la ilusión de otros pueblos, otros modelos, otros modos de vida, y no creando sus propios sueños.
            Vargas Llosa comenta que la tradición de confundir deseos y realidades, si bien sirvió para alimentar la creatividad artística de Latinoamérica, generó que esta región sea tan poco eficiente en la organización de la sociedad. El problema no es si se sueña mas de lo que se es racional o viceversa, el debate debe girar en torno a que tipo de región se quiere ser, que se busca para que la identidad se identifique claramente, por lo que cada región es, no por lo que se debe ser o imponen. Si la racionalidad en otras regiones ayudó a progresar, no significa que será igual para Latinoamérica. Como explica Taylor, no se debe creer que la modernidad se construye de una sola manera y que se aplica a todos por igual, de manera universal. Hay que tener en cuenta las culturas de cada región.[5]

            1.2. El poder del lenguaje

            En el relato de Bryce Echenique, continuamente se confrontan dos modelos de vida, el ideal al cual aspirar, y el otro, que no tiene ningún valor y es repudiado y expulsado. Sevilla representa el estilo de vida que nadie querría tener, se encuentra dentro del grupo de los excluidos. El autor describe como en Lima, Perú, en la sociedad donde vive Sevilla, las costumbres discriminatorias y de auto-discriminación se han sedimentado en la conciencia colectiva, haciendo prevalecer un modo de vida por sobre otro.
            Así, independientemente de cómo se haya llegado a esta triste situación de Sevilla, esta diferencia se refleja en las distintas valoraciones que tienen los individuos de esa sociedad: Sevilla es descrito y percibido como "irrelevante" -no merece ni una novia, ni un puesto sobresaliente, ni una mirada. Por otro lado están los que importan, los valiosos, los brillantes y, por añadidura, los bellos y atractivos (recuérdese que Sevilla es descrito como desagradable, es el pobre a quien siempre se le cae un pelo grasoso que todo el mundo ve).
            Aquí se puede observar claramente esta relación de poder, como explica Michel Foucault, donde hay dominantes y dominados como Sevilla. En esta relación de poder[6], si bien existe una asimetría, la misma siempre está marcada por la presencia de un contrapoder. De esta manera, Foucault explica que el poder es una relación, no una posesión, es solo una manera de relacionarse. Así se deriva que el poder es un discurso, un lenguaje que nos constituye. Y a su vez, este lenguaje termina siendo el “discurso de la verdad del poder”.[7]
            Una vez que la distribución del poder ha sido hecha, una vez que los "fuertes" se han impuesto y autoproclamado "los que valen", instauran sus costumbres discriminatorias y sus palabras son las que dictan la verdad. Así, son ellos quienes golpean y escupen a Sevilla, quien a su vez ayuda a su propia exclusión al no revelarse, sino que mira hacia su ideal, su héroe (Salvador Escalante) quien sería como el modelo supremo del grupo de los "vencedores". Sevilla con su actitud simplemente confirma el dominio de ellos y su propia humillación, y reafirma este discurso de verdad que le imponen. De esta manera, el poder no es una simple dominación de un individuo sobre otro, o un grupo sobre otros de manera masiva y homogénea, como si el poder se dividiese entre quienes lo poseen y los que no lo tienen y lo soportan; sino que el poder debe ser analizado como un fenómeno que funciona solamente en cadena y las personas son meros “vehículos del poder, no sus puntos de aplicación”.[8]
            El problema que radica aquí es que, “el fuerte” le hace sentir al “débil” que no puede tener este poder, no puede imponer verdades, pero el débil no entiende que sin él, deja de tener sentido la presencia del fuerte, y el discurso de verdad del poderoso cae. Pero, ¿cómo el débil puede dejar de serlo? Foucault explica que hay dos maneras de “hablar la verdad de poder”, por un lado hablamos para afirmar la soberanía absoluta del poder fuerte, como puede ser por ejemplo la Monarquía, o aquella persona o conjunto de personas, que por diversos motivos son consideradas poderosas, y que sus palabras son tomadas como una verdad incuestionable. Por otro lado hablamos la verdad del poder cuando está la necesidad de imponer límites a este poder soberano.[9]
            De esta forma, Sevilla tiene “su verdad de poder”, pero no puede percibir esto, no puede sentir que cada verdad es subjetiva, porque está nublado con la verdad que le han impuesto los poderosos. O quizás maravillado con los “bellos y lindos”, como lo era su mejor amigo Salvador Escalante. El problema es justamente este… el débil quiere ser fuerte, el débil aspira en algún momento convertirse en un ser poderoso y poder estar en ese mismo lugar, y por ello, no busca desafiarlo sino agradarle. Pero esta pasividad de Sevilla permite que el “derecho” del más fuerte siga perpetuándose.
            En el caso de Sevilla nunca podrá ser lindo, ni fuerte, ni amado como el modelo que el tiene en su cabeza de belleza impuesta por un discurso de verdad, y por ello se remite a ser tratado como una persona inferior. El nombre es otro ejemplo claro de la importancia de las palabras, nótese que en toda la historia de Bryce Echenique, a Sevilla ni siquiera lo llaman por su nombre propio, indicando con ello su status anónimo, de "don nadie". El nombre es un poder que como tal es una violencia primera, porque está antes que nada, y produce un discurso de verdad, que no podrá desmentirse hasta que aparezca otro discurso, otro nombre diferente.[10]
            Foucault explica que la esfera de identidad del individuo es el poder, y es por ello que en este caso, Sevilla al no tener o sentir que tenga poder, no tiene identidad. Para genera una ruptura de esta verdad, Sevilla debe construir un nuevo discurso, debe nombrarse a sí mismo de otra manera y construir otra realidad, pero esto no es suficiente. No lo es porque el hombre esta dentro de una red de discurso de poder y que es este discurso el que hace querer al hombre. De esta manera, el hombre para cambiar el discurso debe dejar de querer ese discurso, dejar de admirarlo, en el caso de Sevilla, sería dejar de aspirar a tener la vidas de los populares, así esa sociedad dejaría de tener poder sobre Sevilla.
            Foucault expone que, las leyes, e incluso todos los aparatos, instituciones, y regulaciones responsables de sus aplicaciones, transmiten y articulan relaciones que no son relaciones de soberanía sino de dominación. Esta dominación se puede observar en las múltiples relaciones que existen en una sociedad, como por ejemplo en el libro de Echenique, se ve claramente el poder en cada uno de los integrantes del grupo popular de la sociedad de Lima, quienes son los encargados de trasmitir este poder y dominar a otro.
            Llevado al plano de la región latinoamericana, de su cultura, ocurre lo mismo, hay que analizar el poder desde niveles microscópicos, es decir desde el conjunto de pequeños poderes e instituciones situadas en un nivel más bajo. Luego se debe realizar un análisis ascendente, partiendo de estos “mecanismos infinitesimales", que poseen su propia historia, práctica y estilo, y observar cómo estos procedimientos han sido colonizados, utilizados, transformados, doblegados por formas de dominación global y mecanismos más generales. [11]
            Charles Taylor explica que Foucault se contradice, al considerar por un lado que no hay verdades absolutas, pero por otro determinando que todo es un régimen de poder, siendo esto una verdad, oponiéndose así a la primera afirmación. Charles Taylor explica que si se le pueden asignar valores a los actos, que si puede haber verdades, pero que todo depende de la cultura en la que uno este inmerso.

            1.3. Desencuentro de culturas

            En Madrid se produce un choque de culturas entre los participantes del sorteo, lo cual provoca un vacío interno en cada uno de los integrantes, sintiéndose aislados en su propio mundo. El diálogo humano, explica Habermas tiene la condición para ser emancipadora. Es un método donde la gente puede obtener acuerdos y llegar a una “situación ideal del habla”, pero en esta historia particular, no se logra. Esta situación hace referencia al estado comunicativo que se da cuando dos hablantes entablan una conversación y emiten sus discursos dejando de lado su posición sociocultural. Así este acuerdo ocurre cuando se enfrentan individuos que son iguales y no dos posiciones ideológicas. Claramente en esta historia no hay entendimiento entre los integrantes del viaje, ya que cada uno tenía su propio itinerario e intereses, esto queda demostrado en el siguiente pasaje del libro: “Empezamos con el itinerario artístico que comprende la visita al Palacio Real (…) Murcia y Segovia pusieron cara de aburrimiento y Sevilla no supo donde meterse (…) Mr Alford, lo único que dijo (en inglés, siempre) durante toda la comida que quería mas cerveza. Achikawa lo fotografió tres veces (…) al final allí el único sonriente era Relaciones Públicas que no cesaba de darles instrucciones”.
            Es necesario aclarar que para que pueda haber diálogo entre las personas, debe existir previamente ciertas reglas y significados que compartan, es decir una serie de normas y significados, como mínimo para poder entenderse. Esto es lo que falla entre los personajes del libro, ya que hay algunos como el japonés o yanqui, que provienen de otra cultura, pero inclusive los propios latinoamericanos no pueden entenderse. De esta manera hay problemas para comunicarse porque se hablan distintas lenguas y todos tienen sus propios problemas siendo muy difícil la conexión entre ellos. A su vez cada uno tiene una manera diferente de expresar su angustia, locura, enojo, desazón, desarraigo, y no logran entenderse los unos con los otros.



2. Luna de Avellaneda

            La película “Luna de Avellaneda”, narra la historia de un club de barrio que en el pasado experimentó una época de esplendor y que en la actualidad se encuentra inmerso en una crisis que pone en peligro su existencia. Al parecer, la única salida posible es que se convierta en un casino, nada más alejado de los ideales y de los fines de sus fundadores en la década de 1940: un club social, deportivo y cultural. Los descendientes de estos fundadores se debatirán entre la posibilidad de salvarse a cualquier precio o de reencontrarse con aquellos sueños de sus progenitores.
            La película contribuye a pensar tres temas principales, por un lado la angustia que genera el constante cambio que se vive en el presente, el capitalismo que genera la vorágine del consumo; por otro lado el debate sobre los distintos modelos de modernidad; y por último, el heroísmo que hay en la esperanza, en el proyecto de refundar un nuevo club.


            2.1. La angustia

            Súbitamente, la alegría festiva del carnaval que se vivía en el Club Luna de Avellaneda se interrumpe, la película funde en negro los colores de la fiesta y el mismo espacio físico reaparece, pero ahora casi vacío, feo, sin colores ni bullicio. Se muestra en la película como los socios del club comienzan a sentir la decadencia del club, de sus vidas, como todo comienza a tener un final. Así, detrás del paso del tiempo, está la angustia, que surge por que el tiempo provoca cambios, gasta y maltrata a todas las personas y objetos. A su vez, esta fecha de vencimiento provoca un vacío enorme en cada una de las personas del club, quienes experimentan la incertidumbre de que ante cada minuto algo cambie, algo se pierda, se muera y no se recuperen más esos recuerdos valiosos.
            En la época dorada del Club, los personajes niegan esta muerte, esta finitud del ser humano y de las cosas, sin embargo esto retorna de modo inevitable. Esta finitud coloca a los sujetos en contradicciones trágicas, como por ejemplo en la película, los personajes que viven del club, experimentan por un lado la exigencia del consumo y renovación incesante y por otro deben asumir de modo creciente la presencia de la carencia. Esto le ocurre a la mayoría de los personajes de la película, pero a modo de ilustración citaremos el caso de Mercedes, mujer divorciada que vive amargada y resentida a causa de los hombres. Ella debe soportar una vida sin lujos, ya que su ex marido no le envía dinero, y ella no tiene grandes ingresos, pero por otro lado siente la necesidad de tener dinero para que ella y su hijo puedan consumir y divertirse.
            En una de las escenas de la película, donde los socios del Club votan para decidir que hacen con el club, se produce un diálogo moral entre dos personas, Román, socio vitalicio del Club, y Alejandro, funcionario de la Municipalidad de Avellaneda, con juicios de valor distintos con respecto al desarrollo y como salir de la crisis económica del Club. El encuentro de estas dos visiones se produce cuando la visión racional de Alejandro termina imponiéndose por sobre la visón cultural de Román, o visión “romántica”, como lo llama Alejandro.
            De esta manera la angustia de los socios terminará exigiendo soluciones inmediatas que implica por un lado la eliminación de la memoria histórica y de la posibilidad de proyectarse hacia el futuro y por el otro, la desestructuración de los lazos sociales y el ensimismamiento de los sujetos.
            Así, el funcionario aprovecha la desesperación que experimentan los socios, para realizar un negocio con el Club, exponiendo así una visión acultural sobre el desarrollo y como salir de la crisis. Esta persona propone vender el club y convertirlo en un casino, con la promesa de que se otorgarán 200 puestos de trabajo a los socios del club. Este político plantea la necesidad de adaptarse a los nuevos tiempos, de buscar soluciones racionales, obviando tanto la historia como las tradiciones y la cultura. Otro grupo de personas, liderado por Román, se oponen a la idea de vender y proponen elevar el precio de la cuota para poder recaudar más dinero y salir del estancamiento financiero en la que se encuentra el Club. Tienen una “visión cultural” de la modernidad y buscan solucionar los problemas del club.[12]
            Como expone Charles Taylor, el convencimiento de una postura sobre otra se da porque una de las partes de este diálogo incorpora un alegato especial (admite que los “buenos negocios” son los que ayudan al club y a un país a salir adelante) y así admiten que la venta del club es una buena idea.
            Primero, los socios indecisos terminan justificando la venta del club como algo positivo porque ven la promesa de trabajo como una buena oportunidad, se puede ver mediante el comentario de uno de los socios del club: “yo entiendo totalmente la posición de Román, pero creo que la de Alejandro si la redondeamos un poco, puede resultar más vistosa”. Como si los socios estarían en contra de la venta del Club pero a favor de la salida fácil de la crisis. Segundo, la debilidad de la postura de Román está en que propone hacer negocios sin la ayuda externa, a largo plazo, pero nadie está dispuesto a aceptar el sacrificio, porque ante la crisis, siempre se va a prevalecer el trabajo, el dinero.
            De esta manera se produce la venta del club, es decir se acepta la postura “racional” de Alejandro, porque la mayoría de los socios admiten que la visión de Román es muy “romántica” y necesitan el trabajo para salir de la crisis (alegato especial) y por otro lado la convicción de estos socios sobre no vender el club, termina siendo muy débil, porque se pone en un mismo eje a la cultura, tradiciones y al trabajo, y así termina perdiendo la cultura.
            A su vez Charles Taylor comenta que las explicaciones de la modernidad en términos de la razón parecen ser las más populares, pero se incurre en un error en aceptar la visión acultural de la modernidad. En este trabajo se intentará apoyar esta visión.
            Las teorías aculturales tienden a describir la transición en términos de una pérdida de creencias tradicionales. Todos concluyen en que las viejas visiones y lealtades son erosionadas. Como se expresa en la frase de Alejandro sobre el Club: “Es un símbolo de otra época”, y apoyando la venta explica que “necesitamos trabajo, para que todos podamos volver a soñar en grande”. En estas frases lo que se puede notar es una pérdida de creencias, de fe, en un estilo de vida. Por lo tanto, como explica Taylor, lo que emerge, lo hace desde esta pérdida, y apoya el enfoque empírico-científico, es decir desde la razón. Alejandro menciona sobre la visión de Román: “Si es una tontería, porque resulta que tenemos que perder una oportunidad de trabajo para muchos por una nena que quiere bailar ballet como si fuera una gran estrella. Yo defiendo lo mismo que vos y que vos, y que muchos de ustedes, pero desde la razón, o los sueños de los 200 tipos que están por conseguir trabajo… ¿eso no cuenta?”.
            De esta manera, es importante entender que es lo que mueve a las personas a ir hacia una dirección y no otra, comenta Taylor. En este caso, la mayoría de los socios buscan crear más fuentes de trabajo, pero esta idea no es entendida por su fuerza moral, sino por su ventaja en términos económicos. De esta manera, si se aplica la visión espiritual original de la modernidad, como apoya Román; ésta termina siendo muy débil. En la visión cultural de Román intenta demostrar lo importante que es el Club desde el punto de vista espiritual, “dejame aclararte una cosa, acá Dalma es un poco mas que una gran estrella, acá es feliz, pero que valor puede tener eso desde la razón, que valor puede tener conocer a un tipo como don Aquiles o ser amigo de Emilio, seguro que no tanto como el trabajo que vos propones, tenés razón”.
            Alejandro no puede ver lo valioso de esta visión, porque compara cosas que no pueden ser comparadas, esto es el trabajo y la cultura. Ambas son importantes, y no deben eliminarse la una a la otra. El pensamiento de Alejandro lo deja muy en claro cuando explica que es una tontería pensar como Román, que con sacrificio y apostar a nosotros mismos, se puede salvar al club: “¡Es un delirio! Y es totalmente ingenuo y es voluntarista y hasta te diría que es peligroso porque nos está llevando al desastre (…) nos están comprando lo único que nos queda para vender, que es nuestra capacidad de trabajo, no veo que tiene de malo eso. Es un buen negocio! Que tiene de malo hacer buenos negocios. Son los buenos negocios los que tiran al país para arriba y no un romanticismo pelotudo que nos llevó a la ruina (…)”.
            El problema radica en que los socios no entienden que es la pérdida de la creencia en las tradiciones, en la familia, que llevó a la ruina al club y no la falta de trabajo. El mismo Román, lo decía, “en como vivir está la clave”, y en ese vivir hay una valoración, ya sea valorar a la familia, al Club como punto de encuentro, de diversión, de contención. Y a su vez es también creer que la modernidad viene de una operación aplicable sola y universal impone un falso patrón uniforme sobre las culturas no occidentales con las exigencias de la ciencia, la tecnología, y la industrialización, como si para todos fuera igual.[13]  



            2.2. Modernidad a la latinoamericana

            La crisis en la que está inmerso el Club, expone también la realidad del país, su retraso, en vez de progreso, como es demostrado en el paisaje que rodea al Club, con barrios pobres y hormigón, de las fábricas que han cerrado.
            Esta crisis hace que los socios cuestionen la existencia o no del Club. Es importante considerar la cultura latinoamericana, su tradición y su modernidad, para comprender la mentalidad de las personas socias del Club. Se utilizarán los análisis de Richard Morse y Tulio Halperin Donghi, para comprender mejor que es lo que significa la modernidad latinoamericana.
            Para Morse, el destino de Iberoamérica (como él prefiere llamar a América Latina) no debe considerarse como un desarrollo frustrado de Angloamérica sino como la vivencia de otra opción cultural. Morse muestra como a pesar de partir de “una matriz moral intelectual y espiritual común”, la cultura ibérica opta por una senda diferente a la británica.[14] En Iberoamérica el individuo percibe “los sistemas de poder como externos” y la capacidad crítica es por ello mayor. A su vez explica que Latinoamérica hay una unión entre conciencia y ciencia, esto significa que hay un juego entre espíritu y materia, donde no hay reglas claras, donde la norma puede ser negociada. Esto se puede ver en la película, cuando Román le pide a Alejandro que lo ayude con la deuda del club, y este último le contesta “¿Qué querés? ¿que encajone el expediente, que mueva alguna influencia (…)?”, y ante esto Román le responde que si, que no sería la primera vez que él lo haría, que él lo había hecho toda su vida. Se puede apreciar las prácticas poco convencionales que están instauradas en la sociedad, que se ven como algo normal. A su vez se critica y cuestiona a la autoridad constantemente, es decir a Alejandro, como por ejemplo que hablar con él “es una pérdida de tiempo”, “Ahora traen una miseria (por el casino) y vos pretendes que nos pongamos contentos”. 
            De esta manera la cultura social y política Iberoamericana construye la política en base a este diálogo flexible, a diferencia de Estados Unidos donde la norma no puede ser negociada. Así Morse comenta que Iberoamérica con respecto a su conjetura política, es más pluralista que Estados Unidos. Esto queda demostrado en la película cuando se lleva a cabo el debate entre los socios sobre que hacer con el Club.
            Pero Morse deja rezagado de su análisis de la modernidad de Iberoamérica el legado indígena, y también el área económica, que son aspectos muy importantes para realizar este tipo de análisis. En este último aspecto, Halperin Dongui explica las diferencias entre Estados Unidos y América Latina, donde existe un vacío entre ambas regiones, y donde America Latina muestra una fisura en la performance económica. Dongui se pregunta porque se encuentra subdesarrollada la región latinoamericana.
            Es importante entender que en la visión de Alejandro están algunas de las razones del subdesarrollo del país. En este razonamiento está implícita la idea que hay que imitar los modelos exitosos de Estados Unidos, de Europa, hay que realizar buenos negocios, que son los que harán avanzar hacia delante, como en esos países “racionales”. Pero no comprende, que son esos mismos negocios los que provocaron que alrededor del Club haya solo miseria y cemento.
            Así se puede pensar que esta manera de razonar, o bien se asimiló desde tiempos muy tempranos, cuando Sarmiento ya se preguntaba a mediados del siglo XIX… ¿por qué la América española no puede parecerse mas a Estados Unidos?[15]; o bien aceptar la visión de Richard Morse, quien decía que “en realidad Iberoamérica tiene su propia cultura que es más profundamente occidental que la de los países nórdicos"[16].
Sea cual sea la razón, la verdad es que hay varios caminos dentro del mismo modelo capitalista, como explica Halperin Donghi o sino como lo expuso Charles Taylor, varias modernidades posibles.
            Alejandro considera ingenuo el pensar por ellos mismo, pero Román lo considera pensar distinto, así relucen las distintas valoraciones sobre un mismo fenómeno y sobre el desarrollo en sí mismo, donde la venta del club, el político lo ve como una oportunidad y Román como una pérdida. Así, ante los ojos de Román, esta propuesta no solo significaba vender este lugar, sino venderse ellos mismos, y sabía que este era el camino hacia una mayor dependencia, y no como prometía Alejandro con los 200 trabajos, una manera de crecer y tener acceso a la independencia desarrollada.[17]
            En la última escena de la película, Román se está por ir a España con su familia, para mejorar su situación económica, y cuando va a buscar una valija al garaje, encuentra su carnet de socio vitalicio, que pensó que había perdido. Ante este hallazgo, su cara se ilumina como si fuera un niño nuevamente, y comprende que la solución de sus problemas, no estaban afuera de su país, sino ahí mismo, en fundar un nuevo Club. Esto muestra un claro acto de heroísmo, por la capacidad de imaginarse un futuro donde nadie lo puede ver, la fe en él y en su capacidad de crear por “nosotros mismos”.


3. Conclusión


            Ambas fuentes los atraviesa un eje en común, y este es lo que produce mirado desde diferentes ángulos, ya sea desde una persona sola, o un grupo de persona socias de un club, la pérdida de lo que es verdaderamente importante, la confusión de no saber cuales son sus raíces, y perder el sentimiento de sentirse parte de un todo, pero mas grave aún la desvalorización de lo propio. Ese “mirar hacia fuera”. En el libro “Muerte de Sevilla…” termina con la muerte de una persona; en la película “Luna de Avellaneda” termina con la muerte de un club.
            A pesar de todo, y como se aprecia en la película, en los sujetos, la esperanza renace empecinadamente. En la escena previa a los títulos finales de "Luna de Avellaneda" el protagonista, un hombre honesto, inteligente, valiente y luchador, encuentra su viejo carnet de afiliación al club y pregunta: ¿"Cómo hacemos para fundar un nuevo club"?. La analogía es sencilla: ¿cómo hacemos para refundarnos como país?, ¿cómo hacemos para refundar nuestros viejos lazos amorosos?
            Pero inmediatamente a este interrogante surge otro… ¿qué significa buscar nuestro propio progreso? Halperin Donghi decía: “la atención no está mas enfocada en que tiene América Latina en común con el resto de lo que se llama el Tercer Mundo, sino en que característica lo distinguen de este grupo”[18]. Quizás la cuestión se encuentre en este punto, en pensarnos que somos diferentes a lo que nos hicieron creer.
            Mientras sigamos poniendo en clave de progreso o libertad, progreso o cultura, se terminará por desmantelar años y años de construcción histórica y cultural. Se puede ganar en progreso y en libertad a la vez.
            Si buscamos asemejarnos a modelos exitosos de Europa o Estados Unidos, la región latinoamericana quizás pueda progresar, pero que pasa si entendemos a la libertad como lo entiende Foucault, es libre aquel que puede hacer de sí mismo una obra de arte, el que es original, estaríamos perdiendo grados de libertad. Por lo tanto el progreso no sería liberador sino que esclavizaría a la región a un modo de vida que no es el suyo. En el caso de la película Luna de Avellaneda se observa este dilema, donde se pone en debate un estilo de vida, una tradición en pos de ganancias. 
            Se podrá alegar… ¿qué importa ser libres? O quizás sacando el tono dramático, ¿que importa perder un poco de libertad si se ganará en progreso, en trabajo? ¿En una mejora de la calida de vida? Si uno lo piensa en esos términos es muy difícil debatir. Mientras pensemos en el desarrollo o progreso a costa de la libertad, de la cultura, estaremos lejos de entender lo que verdaderamente está en discusión.
            Estamos ante un dilema mayor, no tendría que ser libertad o progreso, sino que el progreso tendría que llevarnos a buscar mayores grados de libertad, y ser los propios protagonistas de su historia. El problema con perder de a poco la libertad, es que con ella se va la identidad, y se corre peligro de adoptar un modelo que no sea el más adecuado para el estilo de vida o para el país que se quiere.
             La construcción de la modernidad latinoamericana debe ser realizada bajo otro punto de vista, no desde la lógica fuerte-débil, moderno-atrasado, desarrollado-subdesarrollado, sino una manera de ver diferente su propia sociedad o región. No significa aislarse, sino al contrario, integrarse al mundo pero pensarse diferentes, y abrazar esa diferenciar, esa “debilidad” como algunos lo denominan, y construir desde una visión propia el desarrollo.
            ¿Qué se hace ante esto? ¿Es adaptarse a los nuevos cambios como explica Alejandro, en la película de Luna de Avellaneda? ¿O apostar a las tradiciones, la cultura, como apoya Román? Quizás se debe entender que apostar a las tradiciones no implique que no se pueda adaptar a los nuevos cambios, sino que se comenzará a construir un desarrollo, desde los cimientos que ya se levantaron, creyendo en el trayecto recorrido por los hombres de la historia pasada, por los indígenas, por los inmigrantes, haciéndole honor a la cultura y a la tierra latina.




Bibliografía


Charles Taylor, “Two Theories of Modernity”, Hastings Center, The Hastings Center Report, Hastings-on-Hudson, 1995

Michel Foucault, “Power, Right, Truth”, en Goodin y Pettit, eds., Contemporary Political Philosophy, London, Basil Blackwell (en castellano, Microfísica del Poder, La Piqueta, cap. 9).

Jurgen  Habermas, “La crisis del Estado Bienestar y el agotamiento de las energías utópicas”, en Ensayos Políticos, Península, Barcelona.

Tulio Donghi Halperin, “Dos siglos de reflexiones sudamericanas sobre la brecha entre Estados Unidos y América Latina”, en Fukuyama, Francis (comp.), “La Brecha entre América Latina y Estados Unidos”, FCE, México, 2006.

Morse, Richard. 1982. El Espejo de Próspero. México: Siglo XXI eds.


Literatura

Bryce Echenique, “Muerte de Sevilla en Madrid”, Alianza Cien.

Gabriel García Márquez, “La Soledad de América Latina”. Discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura.

Mario Vargas Llosa, “Sirenas en el Amazonas”, Piedra de Toque, Revista Caretas, Nº 1546, 10 de diciembre de 1998.

Video

Juan José Campanella, “Luna de Avellaneda”.



[1] Vale aclarar que no por ello Echenique busca valorar o resaltar este acto en sí mismo como una solución a los problemas
[2]  Gabriel García Márquez, “La Soledad de América Latina”. Discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura.
[3] Ibíd.
[4] Mario Vargas Llosa, “Sirenas en el Amazonas”, Piedra de Toque, Revista Caretas, Nº 1546, 10 de diciembre de 1998.
[5] Charles Taylor, “Two Theories of Modernity”, Hastings Center, The Hastings Center Report, Hastings-on-Hudson, 1995.
[6] Se debe aclarar, que aquí se está analizando el poder social.
[7]Michel Foucault, “Power, Right, Truth”, en Goodin y Pettit, eds., Contemporary Political Philosophy, London, Basil Blackwell (en castellano, Microfísica del Poder, La Piqueta, cap. 9).
[8]Ibíd., p. 546.
[9]Ibíd., pp.544- 545.
[10] Ibíd.
[11] Ibíd.
[12] Estas visiones, la cultural y acultural, son expuestas por Charles Taylor, “Two Theories of Modernity”, Hastings Center, The Hastings Center Report, Hastings-on-Hudson, 1995.
[13] Charles Taylor, “Two Theories of Modernity”, Hastings Center, The Hastings Center Report, Hastings-on-Hudson, 1995.
[14]Ibíd.
[15] Tulio Donghi Halperin, “Dos siglos de reflexiones sudamericanas sobre la brecha entre Estados Unidos y América Latina”, en Fukuyama, Francis (comp.), “La Brecha entre América Latina y Estados Unidos”, FCE, México, 2006.
[16]Richard Morse, El espejo de Próspero, Buenos Aires, 1982, p.159.
[17] Tulio Dongui Halperin, op. cit., p. 39.
[18] Tulio Donghi Halperin, op. cit.